En el salar de Uyuni, población enclavada en el gélido departamento de Potosí, Bolivia guarda bajo tierra por lo menos cien millones de toneladas en reservas de litio, considerado la energía verde del mundo pero además una de las fuentes estratégicas para alimentar, en los próximos 50 años, la poderosa industria automotriz del futuro que usará electricidad y no petróleo como combustible.