En marzo de 2013, un
anuncio explosivo llegó a Bolivia: el Dakar 2014 incluía el país en su
recorrido. Por primera vez se corría en el cielo (tal como rezaba el
eslogan) y Bolivia se convertía en el 28º país en acoger la carrera de
rally-raid más dura del mundo. Las expectativas no podían ser más altas.
Para poner en marcha esta aventura deportiva era necesario habilitar
Uyuni, lugar donde descansaría la segunda jornada del maratón para las
motos y los quads.